Se escuchaba entre el murmullo general y los ruidos de la maquinaria del S-Bahn, y se reflejaba en el escaparate de Neón. Quería ser aspirada en cada café, y escuchada junto al repique de campanas, todos los sábados desde la cama. Estaba en el aire, y yo, quizás por primera vez, agarré muy fuerte sin dudar.